Hoy vamos a tratar una de mis cintas distópicas preferidas, la amargamente divertida Rollerball, de 1975, el resultado de juntar en un bol grande el deporte mediático del momento, estrellas de relumbrón, distopía futurista y deshumanización. Es posible que otros prefieran títulos más sesudos del género y con un trasfondo más global y trascendente, como Fahrenheit 451 (1966) de Truffaut, o Soylent Green (1973). Son grandes películas, pero Rollerball, siendo algo más humilde en cuanto a trascendencia, alcanza un nivel muy interesante tratándose de una película de mezcla de géneros pensada para el lucimiento de una estrella emergente como era James Caan en aquella época.
Ahora bien, muchos de vosotros seguro que al leer el título de la peli de hoy os habéis ido al aborto cinematográfico rodado en 2002, un título vergonzante que literalmente se cagaba en el buen nombre y el buen hacer de este viejo clásico de culto. Para colmo, el remake fue dirigido por John McTiernan, uno de los directores que mejores películas de acción realiza, pero que en este caso alcanzó los mayores niveles del mierdómetro. No amigos, si aquel horroroso remake de 2002 es una mierda como la copa de un pino, la original, del año 75 (benditos 70 para el cine de los USA), dirigida por el canadiense Norman Jewison, es una digna película pensada para la diversión con un buen trasfondo para pensar en esa sociedad deshumanizada y distópica a la que cada vez nos vemos más abocados.
Pero los que no conozcáis esta pequeña joyita (pobres de vosotros) os preguntaréis de qué va. Pues bien, el rollerball es el fútbol deporte rey de la época, un violento y emocionante deporte que mezcla el baloncesto, el fútbol americano y el hockey, y en el que además se introducen motos y complementos que harían las delicias del último punk, ese que se suicidó en Putney Bridge (oh my god, he citado a Ramoncín). ¿Cuál es la finalidad del juego? Pues meter una pequeña bola de acero en el agujero (no el del culo, sino en una especie de canasta) del equipo rival, y, a ser posible, que algunos jugadores mueran o pierdan miembros.
En un futurista mundo de mierda (creo que ese es el término científico), el rollerball es lo único que hace feliz a las innumerables masas de gente de esa sociedad postindustrial. Y los jugadores de rollerball son los ídolos de las clases bajas y los amigos de las clases altas. Sí, queridos cinebuscadores, el snobismo del deporte profesional se deja ver muy bien en esta película. Además, podemos ver lo que en el futuro será la liga de fútbol mundial o la nueva NBA, ya que al rollerball juegan diferentes equipos provenientes de ciudades de todo el mundo. ¿Será mejor o peor para nuestros equipos punteros? Solo el tiempo lo dirá...
La mayor estrella del momento es Jonathan E. (James Caan), que juega para el equipo de la compañía Energy Corporation de la ciudad de Houston (ah sí, en este futuro distópico no mandan los paises, sino las corporaciones y empresas, más o menos como ahora). Jonathan es un jugador veterano, hasta ahora ha vivido bien, jugando a un deporte que le encanta y con el que se gana muy bien la vida, disfrutando de sus compañeros, y codeándose con la alta sociedad de la época. Sin embargo, empieza a pensar (grave error), y se da cuenta de que algo huele a podrido en esa especie de mundo sintético. Y es que la liga comienza a presionarle para que se retire, ya que temen que le pase algo a su gran estrella. Jonathan se rebela contra esa idea, y el juego más violento se vuelve todavía más violento, solo para intentar sacarlo de la circulación por no haber aceptado "una oferta que no podía rechazar".
El final (no os lo voy a contar) tiene un momento épico que puede parecer un poco tramposo, pero que a mí me gusta. Un hombre contra todo y contra todos. Una estrella que sacrifica una vida fácil por aquello en lo que cree. Un hombre que, por encima de todo, tiene dos cojones como el caballo de Espartero.
En fin, una película divertida, hija de los 70, que nos muestra un futuro que ya hemos alcanzado, que critica a esa sociedad de violencia televisada y que mueve tanto dinero y tantas pasiones. Algunos, de modo negativo, aseguran que además de eso la película busca la diversión y el entretenimiento. No veo por qué eso puede ser malo. Es divertida y entretenida. Es una película que los amantes del cine distópico no pueden dejar pasar. ¡Y es una peli de deportes violentos, coño! Ya están tardando en echarle el diente.
Título original: Rollerball. Dirección: Norman Jewison. Guión: William Harrison. Reparto: James Caan, John Houseman, Ralph Richardson, John Beck, Maud Adams, Moses Gunn, Pamela Hensley.
LO MEJOR: Nos enseña cómo se debe hacer una "película de videojuego" antes de que este género existiera (y prácticamente los videojuegos. Diversión y acción de los 70, cuando la violencia tenía cierta épica y una pizca de arte.
LO PEOR: Algunas veces cae en los tópicos.
NOTA: 7/10.
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